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Conservación de forrajes alternativo para garantizar la nutrición animal del sector pecuario en épocas de sequías

Una de las preocupaciones más recurrentes de los productores ganaderos es la carencia de forrajes en épocas críticas de verano. Dado que se genera una fuerte crisis tanto para el productor como para el ganado, puesto que se llega a reducir sustancialmente la cantidad y calidad del forraje, vital para la vida del ganado.

Esta época crítica ha generado consecuencias negativas tales como pérdida de peso de los animales, nula ganancia de peso e inevitablemente pérdidas de animales por muertes. Así, la consecuencia directa no solo es la pérdida de la producción y crecimiento de la ganadería sino la pérdida de dinero para el productor (Jiménez, Rodríguez y González, s.f).

Sin embargo, en invierno los terrenos agrícolas gozan de gran producción y crecimiento de especies forrajeras que permiten garantizar la seguridad alimentaria del sector agropecuario, lo cual debe aprovecharse al máximo posible. Esto se hace a través de alternativas que garanticen la seguridad, cantidad y calidad nutricional del sector pecuario y esta alternativa no es otra que la conservación de forrajes. Además, es importante aclarar que:

La conservación de forrajes para la alimentación del ganado es una práctica importante que debe realizarse en todos los sistemas de producción de animales herbívoros domésticos, toda vez que se busque disminuir los costos de alimentación y poder enfrentar las condiciones adversas que ocasiona el estiaje en la producción forrajera y como consecuencia en la producción de carne y leche. (Jiménez, Rodríguez y González; s.f; p. 10).

En este sentido, lo más práctico y aconsejable es el aprovechamiento de las especies forrajeras en época de invierno. Ello a través de la conservación, mantenimiento y almacenamiento del alimento excedente, para tener una reserva que contrarreste eventualidades como escasez, sequías prolongadas, inundaciones, lluvias prolongadas o daños causados por patógenos (Vicente-Chandler, et al. 1983. En Jiménez, Rodríguez y González, s.f).

Al respecto, podrían mencionarse los diferentes métodos de conservación existentes. Por ende, para este caso y de acuerdo a las particularidades del territorio, así como el clima, la tradición cultural, el conocimiento, el tipo de ganadería y la infraestructura disponible, se resaltan los dos métodos más utilizados y aceptados que son el ensilaje y henificación.

Ensilaje

El ensilaje es el “método más comúnmente utilizado para la conservación de forraje de gramíneas. Se basa en transformación de carbohidratos solubles en ácidos orgánicos principalmente ácido láctico, estableciendo condiciones de acidez que inhiben el desarrollo bacteriano” (Jiménez, Rodríguez y González; s.f, p. 19). El silo suele  tener un contenido de humedad de 70% bajo condiciones anaeróbicas, entendiendo que estas condiciones se refieren a estados del agua en la cual la concentración de oxígeno disuelto es demasiado bajo para permitir la existencia de bacterias aeróbicas (aquellas que requieren oxígeno para vivir), preservándose así por los ácidos producidos durante el proceso de fermentación.

En este punto es importante resaltar lo mencionado por el zootecnista Fabián Martínez, quien refiere que el ensilaje pasa por 4 etapas previas a su utilización, las cuales son:

“[…] fase aeróbica (una vez cortado el forraje este sigue respirando por lo que se debe compactar lo más posible para que estas mueran), fase de anaeróbica (es donde las bacterias aeróbicas mueren y dan lugar a las bacterias anaeróbicas que son las que se encargan de fermentar los azúcares en ausencia de oxígeno y se dé la aparición de ácido láctico), fase de estabilización (en este el Ph alcanza valores entre 3 – 4 y el proceso de fermentación para y se estabiliza) y fase de utilización (el ensilaje está listo para ser suministrado a los animales en un periodo alrededor de 21 días posteriores a la elaboración).   (Infopastosyforrajes.com, s.f)

Henificación

Por su parte, el heno o proceso de henificación es el resultado del secado del forraje, en donde se desarrolla una deshidratación natural del forraje en el campo para llevarlo a niveles de 15 – 20% de humedad permitiendo de esta forma la conservación segura por un largo periodo de tiempo. Este es el método más utilizado para la conservación de forraje de leguminosas. Es importante tener en cuenta que para el proceso de henificación se deben utilizar forrajes que tenga un significativo contenido nutricional y buena relación hoja tallo.

Dentro de sus importantes ventajas, Martínez resalta que:

El heno contiene carbohidratos estructurales como celulosa, hemicelulosa (que requieren durante la digestión una fermentación bacterial) entre 40 – 70%, por lo que el heno es utilizado para la alimentación de rumiantes y caballos en la época de escasez ya que este les proporciona energía para la producción a un costo menor en comparación al concentrado comercial. (s.f)

Por ende, se concluye que el ensilaje y la henificación son dos métodos de conservación de forrajes que pueden garantizar la seguridad nutricional del sector agropecuario, así como la seguridad para el ganadero en cuanto a garantizar el alimento de su ganado en épocas críticas de verano y/o escasez.

Además, una de las mejores alternativas por las que se puede optar para garantizar esa seguridad nutricional, es complementando la alimentación de las especies con suplementos que les brindarán ese valor nutricional que necesitan. En Somex, contamos con una serie de productos para el cuidado del ganado, desde vacas lecheras hasta crías. Si estás interesado en conocer lo que vendemos, visita nuestra página web.

Bibliografía

Jiménez, F; Rodríguez, R & González, R. s.f. conservación de forrajes para mejorar la productividad del ganado. Puebla, México. https://www.jimenezmerino.com.mx/libros/CONSERVACIONDEFORRAJES.pdf.

Martínez, F. s.f. Conservación de Forrajes. https://infopastosyforrajes.com/conservacion-de-forrajes/.

Autor: MV Edgar Ferney Mesa Caro, AT Zona 24 Casanare – Arauca

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